Paz, no huyas
Deja que te retenga en mi pecho.
Serena mi espíritu
no me abandones.
Templa mis nervios
para que mis dedos no tiemblen.
Para que mi corazón no se me encoja.
Para que no tartamudeé.
Paz, tú eres aire
puesto que sin ti me asfixio
y me dan hasta deseos de morir.
Paz, quédate siempre conmigo
y no permitas que la guerra vuelva a mí
con su desconfianza y su pesimismo.
Paz, dibuja un horizonte amable y fácil
en el que no haya luchas sino caminatas y paseos
Y pueda vivir tranquila y confiada, sin miedo, sin infamia.